Jason Alexander está siendo una de las tantas piedras en el camino de Britney Spears, después de que se le levantara la custodia de su padre y pudiera casarse. Su exmarido era ingresado en prisión después de intentar colarse en su boda.
Según una información que ha salido a relucir en varios medios de Estados Unidos, Alexander podría alargar su estancia en prisión porque se le acusa de robarle a su casera una pulsera de diamantes de aproximadamente 2000 dólares. Un juicio que todavía está pendiente y de ser condenado se le complicarían mucho las cosas.
La relación de Jason con la cantante ha sido más que polémica. El pasado 9 de junio sorprendía todo el mundo haciendo un directo en redes sociales, en él se le veía intentando entrar en la propiedad de Britney. "Ella es mi primera esposa, mi única esposa. Soy su primer esposo. Estoy aquí para colarme en la boda", decía.
Tras esto, consiguió entrar en la casa durante la boda y fue detenido al instante. Lo sometieron a juicio y fue condenado a 64 día de prisión, una condena que ha tenido que cumplir íntegra y que ahora se puede ver alargada.
Jason y Britney se conocían desde que eran adolescentes, casi desde antes de que ella se hiciera mundialmente famosa. En 2004 decidieron hacer una locura, se fugaron y se casaron en Las Vegas. Algo que no salió nada bien para ninguno.
Esto puso en alerta a todo el equipo legal de la cantante, ya que no había ningún tipo de acuerdo prenupcial y la fortuna de la estrella podía pasar a Jason sin inconvenientes legales. Según cuenta el propio Alexander, su padre y su equipo consiguieron demostrar la nulidad del matrimonio solo 55 horas después de este.
También ha acusado al progenitor de la cantante de acabar con su relación con ella después de este episodio. Aseguró que el acuerdo fue anular el matrimonio y si dentro de seis meses seguían sintiendo lo mismo les dejarían que se casaran de la forma adecuada. Un plan, que según él, fue saboteado.